El suave balanceo de las hojas sobre mi cuerpo me protege de la fresca brisa de primavera. La tarde es húmeda y pronto comenzará a anochecer; escucho el trino de los gorriones, el cacareo de una cacatúa, el canto de una paloma y el grito agudo de los mirlos parloteando entre ellos, sobre cualquier cosa que afecte a su territorialidad ¿temerán acaso que me quede a vivir aquí? Pronto me levantaré y se quedarán tranquilos al saber que mi nido no está en este lugar, y que sólo escribo y escribo en este atardecer que más parece otoñal.
MMC(C)